En un mundo que rinde culto a estar ocupado, habrá que aprender a hacer pausas. Niksen es la forma en que los neerlandeses responden a los problemas del mundo actual.
Ya Dinamarca nos habló sobre hacer hygge, Holanda no se quiso quedar atrás. Ellos proponen crear el hábito de no hacer nada. ¿Qué? ¿eso está permitido? Sí, señor. Se llama niksen.
Estar siempre trabajando no es necesariamente una cualidad y nada tiene que ver con la productividad. No es verdad que es más exitoso el que tiene la agenda llena (que no te mientan).
El concepto niksen tiene que ver con contemplar, con detenerse conscientemente a ser, a estar. Un niksnut es una persona que no hace nada, algo que, por fin, está bien visto. Y que, además, es benéfico para la salud.
Sandi Mann, psicóloga de la Universidad de Lancashire Central, en el Reino Unido, afirma que ciertos periodos de inactividad detonan la creatividad y, por supuesto, impactan en el bienestar físico, mental y espiritual.
Practicar el arte del niksen parece “pan comido”, pero no lo es. Nos pasamos la vida buscando estímulos externos para ser “alguien”, para ser “mejores”, para ser “los número 1”. Por supuesto, terminamos frustrados, cansados y enfermos.
Te preguntarás qué saben los neerlandeses de la vida, la respuesta es sencilla: el Índice Global de la Felicidad que mide la ONU siempre rankea a los Países Bajos entre los más felices del mundo. Ahora mismo ocupan la posición número 5. México, por cierto, ni siquiera está en el top 20.
Y cuando hablamos de felicidad, hacemos referencia a variables como niveles de PIB, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad e ingresos por corrupción. Además, en los Países Bajos cuentan con una de las jornadas laborales más cortas del mundo. ¿Qué hacen el resto del tiempo? Niksen.
Así que dejemos claro de una vez por todas que “andar como loco” no es normal. Entonces, cometemos errores, estamos estresados, ansiosos e, incluso, deprimidos. Pongamos límites saludables y empecemos a darnos tiempo para hacer nada.