Se avecina el fin de año y con él el recuento de los daños. Para muchos, es momento de empezar a buscar un nuevo trabajo, pero por qué. Las personas no renuncian a las organizaciones, sino a los malos jefes y este es el trasfondo.
Es posible que el caos y el desasosiego que la pandemia por COVID-19 trajo consigo esté influyendo en la percepción que tienes de tu trabajo, pero también puede ser que tanto estrés haya sacado a la luz lo peor de quien lidera tu equipo.
Un mal día no significa que debas renunciar, un mal año probablemente sí. Empieza por averiguar si ‘la pelota está de tu lado’ y si hay algo que puedas hacer para sentirte mejor justo donde estás, si no, quizá estés frente a señales inequívocas de que llegó la hora de ‘cambiar de aires’. Muchas veces, las personas no renuncian a las organizaciones
Cómo es que las personas no renuncian a las organizaciones, sino a los malos jefes
Ernesto Abello, profesor internacional de ESAN, la institución académica líder en el mundo de habla hispana, ha hecho hincapié, en más de una ocasión, en la importancia de brindar un buen ambiente laboral y bienestar al personal de cualquier organización, una iniciativa poco difundida en Latinoamérica. Y la ciencia lo respalda.
Un estudio de la empresa de análisis Gallup, revela que el 75% de las renuncias se deben a motivos que implican de manera directa o indirecta a los gerentes o jefes directos. Eso sostiene la idea de que las personas no renuncian a las organizaciones.
Un 32% no habría encontrado en sus jefes apoyo para crecer profesionalmente, 21% se iría por estar en desacuerdo con sueldos y prestaciones, un 20% no habría encajado en el puesto, 17% de las renuncias tienen que ver con un mal clima laboral, 8% no habrían encontrado flexibilidad en el horario y 2% seguridad en el trabajo.
Es el Dr. Travis Bradberry, coautor del bestseller Emotional Intelligence 2.0, experto en inteligencia emocional, es quien sostiene de forma expresa que “las personas no dejan los trabajos, sino que renuncian a los jefes”. Las personas no renuncian a las organizaciones que las contrataron, pero sí a quienes no supieron retenerlos.
La excesiva carga de trabajo, la apatía de los gerentes, la falta de reconocimiento, las contrataciones o ascensos que se perciben como injustos, el incumplimiento de promesas y la falta de apoyo para cumplir metas son los escenarios que motivan a la mayoría a buscar un nuevo empleo.
Si tienes un puesto directivo, no te pierdas la oportunidad de entrenar tu inteligencia emocional y darles a tus empleados herramientas para crecer. Si trabajas para una empresa en la que ya no cabes, respira profundo, planea tu renuncia y vuelve a empezar. No cabe duda que (casi en todos los casos) las personas no renuncian a las organizaciones.