La crisis de los 30 puede presentarse igual de forma temprana que pasaditos los 30. Y, muy relevante, por supuesto que puede no presentarse, pero ¿bajo qué condiciones?
Lo primero que hay que saber es que no necesariamente tenemos que sufrir la llegada al tercer piso. Haber recorrido el camino del autodescubrimiento (y la autoestima) puede hacerte salir bien librado de la famosa (y muy temida) crisis de los 30.
Tengo que confesar que cuando cumplí 27 mi cabeza explotó con pensamientos fatalistas sobre arrugas prematuras, proyectos fallidos y una brecha muy grande entre quien era y quien debía ser. No me juzguen. El que esté libre de pecado (y de miedos) que tire la primera piedra.
La crisis de los 30, y en realidad toda depresión de cumpleaños, tiene que ver con los contrastes, la ocasión nos obliga a autoevaluarnos y esto, por supuesto, genera ansiedad. Tener expectativas demasiado altas es el camino más corto hacia la frustración.
Un estudio del Buró Nacional de Investigación Económica, en Estados Unidos, afirma que la felicidad es un estado de ánimo que sigue una curva en forma de “U” a lo largo de la vida, después de los primeros 20, la curva decrece hasta principios de los 50.
De ahí que los 30 cobren especial relevancia, hay un bajón emocional importante, por ejemplo, debido a que no vivimos la realidad social y económica que vivieron nuestros padres o abuelos.
Aunque la crisis de los 30 tiene sentido, reside en nuestras creencias limitantes. Sí que es verdad que la presión social por tener hijos o “sentar cabeza” no ayuda y, sin embargo, es una gran oportunidad para crear nuestro propio concepto de éxito.
Y no te aseguro que tu plan de vida le va a gustar a todos pero por eso es tuyo, probablemente te va a costar personas, relaciones, espacio y bienes materiales, no importa. Es eso o vivir la vida de alguien más (¡qué pérdida de tiempo!).
Así que la crisis de los 30 sí existe; según la Conferencia Anual de la Sociedad Psicológica Británica, en el Reino Unido, el estrés en el trabajo, las relaciones de pareja y de amistad y las (altas) expectativas son los principales factores que desencadenan el conflicto interno.
A mí me pesaron más los 27, ahora que estoy por cumplir los 30 me siento mucho más ligera, quizá tengan algo que ver mi coach, mi psicóloga, la práctica de yoga, meditación, la aromaterapia, la acupuntura, el biomagnetismo, la ingesta de colágeno y la valeriana. Quizá.
¿Te acuerdas de “Efectos secundarios”?, aquella película mexicana que parecía más drama que comedia. Pues… ¡bienvenido al resto de tu vida!
