Si tu mente se dispersa durante la meditación, no logras mantener las posturas de yoga o simplemente no se te da eso del tai chi, esta práctica es para ti. Hablemos de grounding.
Y no es que el yoga, la meditación o el tai chi no sean herramientas de relajación (y sanación) poderosas, sin embargo, a veces hay que volver a lo básico, a lo más sencillo y, para muestra, el grounding.
Se trata de poner al cuerpo en contacto con la tierra, tan fácil como caminar sobre el pasto (el césped o como sea que le digan en tu país), ¿cuándo fue la última vez que lo hiciste?
El grounding es una técnica terapéutica en la que nos conectamos eléctricamente a la tierra y es que ésta mantiene su carga negativa continuamente gracias a varios factores atmosféricos.
Cada vez más estudios afirman que cuando tocamos la tierra (literal), las defensas naturales del cuerpo pueden ser restauradas. Mejoramos nuestras defensas en automático.
Hay quienes sugieren que hacer grouding puede mejorar la circulación sanguínea, el dolor muscular y puede, incluso, aliviar los síntomas del dolor premenstrual.
Sin embargo, lo que más llama mi atención es el poderoso efecto que esta práctica puede tener sobre nuestra salud mental, sobre todo en medio de esta crisis mundial.
La técnica es sencilla, pues la superficie de la tierra está cargada eléctricamente y además es conductora, de modo que, cuando caminamos descalzos (y esto es clave), nuestro cuerpo descarga la energía electrostática acumulada.
Es así como el grounding disminuye los niveles de estrés, los síntomas de la depresión y, por supuesto, mejora el ánimo.
Y aunque los estudios sobre el grounding son aún escasos y poco contundentes, usemos nuestro instinto; el planeta respira, está vivo, la naturaleza es capaz de regenerarse, ¿por qué no habría de maravillarnos una vez más?
Para beneficiarte de esta práctica, tienes que valerte de la constancia, así que deja los zapatos de lado y sal al jardín de tu casa, “ensúciate” los pies, toca las plantas, abraza un árbol.
La naturaleza es nuestra mejor maestra cuando se trata de estar en el presente, no tiene prisa: nace, crece, muere y vuelve a nacer le lleve el tiempo que le lleve. Haz grounding, podría cambiar tu vida.