Ten en mente que se trata de tu cuerpo tratando de llamar tu atención, sí, de forma muy abrupta, pero natural. Hablemos de ansiedad.
Recordemos que la ansiedad es una emoción natural, un mecanismo de defensa que, sin embargo, toma la forma de un trastorno cuando el miedo y la preocupación son excesivos, cuando interfieren con nuestro estilo de vida.
Un ataque de ansiedad suele ser repentino y está acompañado de síntomas físicos como aturdimiento, hormigueo en manos, sudoración excesiva y taquicardia, solo por mencionar algunos.
Ante una crisis de ansiedad o un ataque de pánico en casa, sobre todo si aún no tienes asesoría de un profesional de la salud, prueba con estos consejos que a mí me han resultado de gran utilidad:
Fluye. Primero, no te resistas, en una crisis de ansiedad, los síntomas físicos llegan al máximo de intensidad en unos minutos y duran generalmente menos de una hora. Lo demás es tu mente tratando de entenderlo todo.
Permítete sentir tus emociones, libera la tensión. Quererte en las buenas es cosa fácil, quiérete en las “malas”, cuando estés atravesando una crisis de ansiedad o un ataque de pánico, eso sí que es amor propio.
Haz 20 o 30 minutos de ejercicio. Por supuesto que no estoy hablando de una rutina de alto impacto; opta por ritmos suaves e intervalos breves y activa así tu sistema nervioso. Yo practico yoga y me mantiene cuerda. Prueba y encontrarás tu disciplina.
Ríete. Busca una serie divertida, una película cómica o una rutina de stand up comedy, huye del drama y vuelve a los básicos. La risa fortalece el sistema inmune, disminuye tu frecuencia cardiaca y la presión arterial. Te va a poner flojito y cooperando.
El abrazo de la mariposa. La técnica consiste en cruzar los brazos sobre el pecho. La punta del dedo medio de cada mano debe de quedar bajo la clavícula y el resto de los dedos deben de cubrir el área que se encuentra debajo de la unión de la clavícula.
Es importante que tu mano quede lo más verticalmente posible, después, entrelazas los dedos pulgares (que forman el cuerpo de la mariposa). Y, entonces, alternando entre mano y mano, das pequeños golpecitos con los dedos en la clavícula.
Escribe. Sin juicios, solo escribe lo que sientes así como viene a tu mente, no analices. Cuando la emoción empiece a ceder, escribe todo aquello que sí tienes, lo que agradeces, enfócate en lo positivo.
Cuando menos te des cuenta, la crisis habrá pasado y tú ¡estás vivito y coleando! La siguiente vez será mucho más fácil.