Cuando la felicidad es la única emoción permitida, estamos ante el peligro de un falso positivismo, una coraza que esconde trastornos físicos y mentales de todo tipo.
Nos enseñaron a ser felices o, para ser más precisos, a parecer felices, pero a estas alturas del partido, ni somos, ni parecemos, al contrario, estamos enfermos de un falso positivismo que nos aleja de los demás y de nosotros mismos.
Es sano fluctuar entre todas las emociones, todas cumplen una función. Permitirse sentir es una de las claves de una vida plena, la otra es gestionar emociones en tiempo y forma.
Sin embargo, hemos aprendido del falso positivismo a reprimir lo que sentimos y nos hemos convertido en analfabetos emocionales, individuos incapaces de reconocer emociones.
La tristeza, a la que tanto le huimos, tiene una clara función social, su expresión es interpretada (de forma inconsciente) como una petición de ayuda. La familia y los amigos se reúnen en torno a quien los necesita.
El miedo, por su parte, es una emoción instintiva y nos previene del peligro, de modo que nos mantiene vivos. La próxima vez que escuches a alguien afirmar que «el miedo no existe», cuéntale que de no ser por él probablemente no estaría a salvo.
El falso positivismo genera frustración, pues siempre se conciben resultados favorables y las expectativas tienden a ser demasiado altas. Alguien que se fuerza por estar feliz 24/7 se desconecta de la realidad.
Con esto que te cuento no propongo que vayas por ahí viviendo este mundo como un valle de lágrimas, por supuesto que mereces ser feliz pero con la conciencia de que los sinsabores son parte del camino.
La negatividad es tan terrible como el falso positivismo, ambos enferman a tu mente y, claro, tu cuerpo lo resiente y lo expresa. La alopecia, los problemas gastrointestinales, la migraña y algunos otros padecimientos, suelen tener causas emocionales.
No todo es blanco o negro, ser flexible es fundamental para adaptarnos a cualesquiera que sean las condiciones que nos presente la vida. Ni todo es posible ni podemos ser felices todo el tiempo, cuanto más pronto seamos conscientes, menos vamos a sufrir.