Recuerdo perfecto la primera vez sufrí un ataque de ansiedad, me hormigueaban las manos, me faltaba el aire, sentí que me estaba volviendo loca. Pero no, desde ahora te lo cuento, no me estaba volviendo loca y tú tampoco.
Se trata de un mecanismo natural de alerta, la ansiedad es un estado de inquietud que puede salirse de control y volcar en tu contra, entonces se convierte en un trastorno.
Todos vivimos con un cierto grado de ansiedad cuando estamos ante una situación en la que peligra la vida o quizá nuestro estatus social, pero un trastorno de ansiedad va mucho más allá.
Cuando la emoción se vuelve excesiva, cuando no estamos frente a un peligro real y, sobre todo, cuando interfiere con la vida cotidiana, tenemos que atendernos con un profesional de la salud mental.
Es importante que sepas que no se trata de una enfermedad y que un ataque de ansiedad suele potenciarse por la ignorancia o la incertidumbre, pero ¿cómo se siente?
Las manifestaciones fisiológicas del padecimiento pueden ser tendencia a la irritabilidad, aturdimiento, nerviosismo, taquicardia, sudoración, temblores, ahogo, opresión en el pecho, náusea, molestia abdominal, mareos, hormigueos, escalofríos y sofocos.
Probablemente no tengas todos estos síntomas al mismo tiempo, no pasa nada, 3 o 4 y, sobre todo, una serie de pensamientos negativos, evidencian a quien sufre un ataque de ansiedad.
Éstos disparan un miedo intenso y persistente, hay quienes afirman sentir que mueren. Pero, es clave que lo tengas en mente: un ataque de ansiedad o de pánico no te va a matar.
Por supuesto, para confirmar que sufres de ansiedad, necesitas un diagnóstico profesional y recordar siempre que tu cuerpo está manifestándose, los síntomas fisiológicos duran relativamente poco tiempo comparado con el que pasamos interpretando y juzgando “eso” que sentimos.
La ansiedad tiene un trasfondo y un mensaje para ti, para descubrirlo te toca ser paciente y amable (contigo). No te resistas, no pelees.
Busca ayuda, investiga, medita, practica yoga, encuentra tu propia combinación de métodos de sanación. Hablemos de ansiedad, con todas sus letras, adiós a los tabúes que tanto daño nos han hecho. No estás solo.
“Lo que resistes, persiste”.
Carl Jung