Una serie de anglicismos hacen acto de presencia para dar paso a las nuevas formas de relacionarse en pareja. Es el turno del benching y el cushioning, tendencias que tienen todo que ver.
Si sospechas que él (o ella) solo te busca para “pasar el rato”, muy probablemente seas víctima del temido benching. La palabra proviene de bench, “banquillo” en español y hace referencia, precisamente, al tipo de relación en la que eres el plan B de alguien, quien espera su turno.
Estás en el banquillo y puede que no seas la única (o el único), esa persona te mantiene interesada pero no tiene la menor intención de formalizar contigo una relación. Puede que seas su par ideal para un sábado en la noche, pero no para el domingo por la mañana.
También, existe la posibilidad de que esa persona tenga una pareja y que, de la forma más cobarde posible, esté reclutando a otros candidatos para, eventualmente, saltar de una relación a otra. Entonces, estamos hablando tanto de benching como de cushioning.
Cushioning, un término derivado de la palabra cushion, “amortiguar” en español, podría traducirse, de forma no literal, en una frase como “caer en blandito”. Es una transición cómoda entre una pareja y otra porque alivia el peso del truene.
Y si tú estás siendo víctima de benching puede que, en breve, tu relación se haga oficial, que ni te enteres de que la otra persona está rompiendo un corazón, sin embargo, eventualmente, podría ser tu turno.
Entonces, empecemos por identificar los signos de este tipo de prácticas. Quien hace benching suele basarse en la adulación para mantener la atención de la otra persona.
El victimario desaparece cuando estás más enganchado, pero te deja saber de algún modo que sigue vivito y coleando (con actividad en redes sociales, por ejemplo). Luego, cuando estás a punto de darte la media vuelta, aparece más encantador que nunca.
¿Y cómo saltamos del benching al cushioning? Vamos de una versión de la historia a otra. Hay alguien que espera por ser la pareja y alguien que está siendo engañada.
Puede ser, incluso, que quien practica cushioning no se atreva a dejar a su pareja (la costumbre es más fuerte que el amor), sin embargo, el coqueteo con otra u otras sigue y seguirá.
Si te esconden, te dan largas o si, peor aún, sabes que la otra persona tiene una relación amorosa, toma tu dignidad y vete. Un enredo de tal magnitud solo puede terminar mal.
Y si eres tú quien está aplicando benching o haciendo cushioning, está de más decirte que estás lastimándote y mermando la autoestima de quienes nada tienen que ver con tus asuntos inconclusos. Sánate.
Siempre que una relación provoca sufrimiento, cuando las emociones se desbordan y estar ahí te causa inseguridad, algo anda mal (y no solo con la otra persona).