El amor surge en el trabajo mucho más de lo que a nuestros jefes les gustaría. Luego de un pesado cierre de mes, vemos a todos más guapos. Pero, ¿es buena idea enamorarnos del compañero de al lado?
Empecemos hablando del deber ser. El amor en el trabajo puede no significar un gran problema en algunas compañías y una clara afrenta en algunas otras. Ten en cuenta que hay empresas que incluyen en sus contratos una cláusula que restringe este tipo de prácticas, por aquello de que pudiera presentarse un conflicto de intereses.
Ahora bien, si esto no es un problema en la empresa para la que laboras, podemos hablar más bien de las implicaciones emocionales de construir vínculos profundos con quienes compartimos tanto la cama como la oficina. ¡Ay, qué fuerte!
Y dado que en estos temas tengo un expertise, he llegado a la conclusión de que “cada quien habla como le va en la feria”. Cuando hay una mala gestión de las emociones en uno o ambos en la pareja, las cosas se pueden poner muy mal. El amor, para ser más precisos, las relaciones amorosas tienen cierto grado de dificultad, las relaciones laborales también.
Claro que ver a esa persona especial en la oficina puede darte para arriba, hacerte sentir más productivo, más motivado. Con el amor vienen dosis grandes de dopamina. Sin embargo, ¿qué tan bien podrías manejar el encuentro en una junta importantísima luego de una pelea?
Estoy segura de que hay casos de éxito. No conozco ninguno, pero tiene que haber una o varias excepciones a la regla. Con acuerdos, discreción y madurez emocional todo es posible.
“Encontrar” el amor en el trabajo puede ser un buen primer filtro para saber si vale la pena llevar la relación más allá. Se evidencia el carácter de ambos, sobre todo, en tiempos de caos.
Disclaimer: Me informan fuentes oficiales que es muy fácil confundir cercanía y comodidad con amor. Tómalo en cuenta y hazte cargo de tus emociones.
