Es domingo por la noche y el aire se siente diferente, más pesado: es el clásico bajón. Si también te ha noqueado la melancolía el último día del fin se semana, esto te interesa.
Llega el domingo y algo pasa, me siento inexplicablemente triste y angustiada. Suelo ver Netflix y comer, comer mucho. Es un clásico: el bajón dominguero.
Sé que también te ha pasado. Te pasa. Por eso, vamos al meollo del asunto, ¿tiene alguna explicación? Sí, algunos psicólogos afirman que, dado que rompemos la estabilidad de la semana, afectamos nuestros biorritmos.
El domingo nos levantamos más tarde o dormimos todo el día. Nos damos permisos de más y los snacks se vuelven nuestro desayuno, comida y cena. Los golpes de azúcar y grasas saturada provocan depresión, ansiedad y cambios de humor repentinos.
Por otro lado, están los que odian su trabajo, su rutina o ambas. Anticipan obligaciones, responsabilidades, una junta con el jefe que escupe cuando habla (sí, existe) y, por supuesto, el ánimo decae.
Si te tomas demasiado en serio el bajón de domingo, es muy probable que también la pases mal el lunes. De ahí la importancia de tomar conciencia sobre un hábito que, aunque culturalmente reforzado, puede modificarse.
Si sabes ya que los domingos te atacan pensamientos obsesivos sobre lo que no hiciste, lo que tienes que hacer, el cambio climático, tus finanzas y la pandemia, pon manos a la obra. Aquí algunas formas para prevenir ese mal rato:
¿Qué te preocupa? Toma nota. Cuando termines el listado, no importa qué tan largo sea, léelo y racionaliza la emoción. Seguro podrás resolver poco un domingo por la noche, pero planificar te ayudará a poner orden en tu mente.
Haz planes. No te estoy proponiendo que evadas el problema, pero si después de escribir tus preocupaciones te das cuenta de que, en realidad, estás exagerando un poco, ármate un buen plan y relájate.
¿Y si tu bajón de domingo se está convirtiendo en bajón de lunes, martes…? Entonces tendrás que hacer un ejercicio de autoanálisis y, en el mejor de los casos, buscar ayuda profesional. Las emociones no se reprimen, se gestionan.
Casi nada es tan terrible como parece, así que date un momento para preocuparte y, después, déjalo ir. Opta por comer sano y ver alguna comedia, así la vida se siente más ligera.
