No es tu celular, eres tú. Eres dependiente de él, adicto. Ok, somos. El problema no es per se el uso del celular, la clave está en el abuso de este y otros aparatos electrónicos.
No estoy exagerando y tu mamá tampoco cuando te grita: “¡deja ese celular!”. Investigadores de la Universidad de Nottingham Trent, en Reino Unido, afirman que vemos el celular un aproximado de 85 veces al día, el equivalente a 5 horas. Casi tanto como una jornada de trabajo, solo que esta sí se siente pesada.
Y este es un estudio precovid, seguramente la cifra se disparó pues, en plena pandemia, el celular parece ser nuestro mejor amigo, el único. Seguimos aislados y el teléfono móvil es hoy, más que nunca, fuente de información, sala de estar y oficina (de la que nunca sales).
Pero, ¿es tan malo como parece?
El síndrome del cuello roto. No se trata de un término aprobado por la comunidad médica, sin embargo, se ha convertido en una expresión popular relacionada con las dolencias propias de la postura que adoptamos cuando usamos el celular. Inclinamos la cabeza, nos encorvamos y aparecen la tensión, las contracturas y los dolores de cabeza.
La luz azul. “La luz azul daña la retina y reduce la liberación de melatonina, así que interrumpe tu ciclo de sueño”, según Michelle Henry, para The New York Times. Y, dicho sea de paso, destruye el colágeno mediante el estrés oxidativo. Así es, por donde lo veas, estás (estamos) envejeciendo más rápido.
Tendinitis. No se trata de un padecimiento del que no supieran nuestros padres y abuelos, pero, para las generaciones más jóvenes, se ha vuelto el pan de todos los días. Suele presentarse en la mano, en la muñeca y, sobre todo, en el dedo pulgar, ¿verdad que es el que más usas cuando escribes en tu celular?
No, no es tan malo como parece, siempre y cuando limitemos el tiempo que pasamos interactuando con él. Un teléfono móvil es un medio para conseguir tal o cual resultado, hagamos que funcione justo así.
Ya te escuché diciendo algo como “pero estoy trabajando”. De acuerdo, pero ¿estás descansando? ¿ejercitándote? Empieza relajando los músculos de la mano, te aseguro que tu “yo” del futuro te lo va a agradecer. De lo contrario, ni celular ni trabajo ni salud. Te lo digo por experiencia.
