No confío en la gente que siempre está feliz, pero sí en la que, aún cuando todo va mal, busca un modo (y otro y otro) para sentirse bien.
Creo fielmente que sentirse bien es una cuestión de actitud, sin embargo, hay días en los que todo se ve negro y eso de la positividad nada más no se nos da.
Cuando todo va mal, la gente suele decir cosas como “échale ganas”, “todo está en la mente” o “podría ser peor” (¿en serio?). Tienes razón, pero no están ayudando.
Por eso, armé una lista de consejos prácticos para sentirnos mejor cuando la vida nos golpea con una pandemia, crisis económica y trastornos mentales, por ejemplo. Aquí va:
Cómete un helado. No es tan terrible que, de vez en cuando, la gente tome decisiones azucaradas para sentirse mejor. Según la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, los helados contienen triptófano, un aminoácido que aumenta la producción de serotonina (la hormona de la felicidad).
Toma el sol. Un rato y con protección solar. Ayuda a que absorbamos mejor la vitamina D y, por lo tanto, a prevenir la depresión.
Ríete. Si tienes que forzar la risa, hazlo. Busca una rutina de Stand Up o vete a la segura con tu peli favorita. A veces es la acción la que precede a la motivación, así que sentirse bien es cuestión de querer (y hacer). Reír disminuye la tensión.
Toma clases de baile. O cualquier otra actividad. Lo importante es que aprendas algo nuevo. Así mejoras tu capacidad intelectual, conoces gente nueva y eliminas el estrés. De paso, quemas calorías.
Duerme. Sí, hay quienes logran sentirse bien después de una siesta porque todo lo que necesitaban era descansar. Si dormimos mal, somos mucho más sensibles a las emociones de baja vibración.
Y, finalmente, tienes que aceptar que está bien estar mal, aunque suene confuso. Siente tus emociones, dales el lugar que merecen y luego déjalas ir.
Muévete como puedas y como quieras; corre, grita, llora, haz lo que necesites. Sentirse bien es la consecuencia de querer estar bien.