El nervio vago juega un papel fundamental en el sistema nervioso y, por lo tanto, está muy relacionado con la salud mental. Es el responsable de relajar el cuerpo gestionando prácticamente todas las sensaciones relacionadas con la ansiedad, por eso es que estimular el nervio vago puede regular el estrés.
Se trata del nervio con la distribución más extensa de los nervios craneales. Tiene funciones motoras y sensitivas, es el encargado de controlar el sistema nervioso parasimpático y, a su vez, las funciones involuntarias de nuestro cuerpo.
Entre otras cosas, el nervio vago reduce nuestra frecuencia cardíaca y respiratoria, ayuda a cambiar el modo corporal para el descanso. Por eso es que el óptimo funcionamiento de este nervio afecta de modo determinante a la salud integral.
Por si fuera poco, tiene gran relevancia en el sistema digestivo, pues desvía el flujo sanguíneo de nuestras extremidades para dirigirlo hacia los órganos internos, permitiendo así que nuestro cuerpo se recupere de un momento de tensión y vuelva a la normalidad.
De modo que hablar del nervio vago es también hablar de salud mental. Debe su nombre a que las fibras que lo forman vagan entre órganos captando señales y conectándolas con el cerebro.
Fortalecerlo puede ayudar a mejorar condiciones como la migraña, patologías cardíacas y algunos otros dolores crónicos. Y, dado que el estrés sostenido tiene un efecto perjudicial sobre este nervio, tonificarlo es una forma de resarcir el daño.
Si estás sufriendo cambios repentinos en el ritmo cardiaco, si tienes problemas de digestión y tensión en los músculos (sobre todo del rostro), quizá sea momento de voltear a “ver” al nervio vago.
Tenemos el poder de estimular este nervio de forma consciente, pero, ¿cómo?
- Cantando. Hacerlo solos es útil, pero si compartimos esta actividad con otras personas es todavía mejor, pues la frecuencia cardíaca de un grupo se sincroniza y el nervio vago entra en acción.
- Riendo más. La risa es relajante (y quema calorías), estimula el diafragma y el nervio vago controla la frecuencia respiratoria.
- Practicando yoga. Aumenta la actividad parasimpática del sistema nervioso y, con esto, ayudamos a nuestro organismo a gestionar los momentos de crisis. Como podrás darte cuenta, se trata de un círculo virtuoso en el que la relajación consciente estimula el nervio craneal más largo y un tono vagal alto nos ayudará a gestionar emociones de forma asertiva.
