La felicidad tiene su ciencia, literal. Hay una serie de hormonas que, cuando el cerebro libera, hacen nuestra vida más placentera. Y tanto tú como yo tenemos el poder de estimular su producción.
Los neurotransmisores son sustancias químicas que transmiten señales de una neurona a otra, son biomoléculas poderosísimas. Reaccionan en respuesta a todo tipo de estímulos. Algunos de estos neurotransmisores son también llamados hormonas de la felicidad porque, sin enrollarnos mucho, son responsables de la motivación y el placer.
Cada una de estas hormonas son sintetizadas en nuestro cuerpo, es el cerebro el que se encarga de liberarlas cuando lo considera necesario, sin embargo, podemos echarle una mano.
Te presento a las hormonas de la felicidad.
- Endorfina. Es una respuesta al dolor, el estrés y el miedo. Su tarea principal es hacernos sentir felices. Es también conocida como morfina natural.
- Serotonina. Es una de las hormonas que pueden mejorar mucho más que el estado de ánimo, regula el apetito y hasta el ciclo de sueño-vigilia (adiós, insomnio).
- Dopamina. Está directamente relacionada con la búsqueda de placer, puede provocar que nos enganchemos al ejercicio pero también a varios tipos de droga.
- Oxitocina. Una de las hormonas que hace acto de presencia durante el proceso de enamoramiento. Está relacionada con la seguridad y las habilidades sociales.
El efecto de estos neurotransmisores es tan potente que impacta dramáticamente en nuestro estado de salud. Los niveles bajos de alguna o varias de estas hormonas, provocan falta de interés general, fatiga, tristeza y otros síntomas depresivos.
El cerebro humano tiene la capacidad de aliviar dolor físico y emocional y, afortunadamente, tenemos también la capacidad de incidir sobre él. Y, ni te quiebres la cabeza, hacerlo es muy fácil.
¿Cómo estimular la producción de estos neurotransmisores?
Endorfina. Practicar cualquier tipo de actividad física puede liberar endorfinas. Comer chocolate con un alto porcentaje de cacao, reírse y abrazar como si no hubiera mañana, también.
Serotonina. Para producirla, es necesario consumir alimentos ricos en triptófano: huevo, arroz y pollo, por ejemplo. Además, evita el consumo excesivo de café y otras bebidas estimulantes y date un baño de sol (sí, como los bebés) de vez en cuando.
Dopamina. Es una de las hormonas de la felicidad más fáciles de estimular, basta con escuchar la música que más te gusta. Varias formas de meditación son también efectivas para liberar grandes cantidades de este neurotransmisor.
Oxitocina. Enamórate, pero si prefieres actividades menos extremas, puedes recurrir a la acupuntura y así estimular tu sistema nervioso. Una tarde de spa en casa y suplementos alimenticios con melatonina también ayudan.
Por eso es que creo firmemente que la felicidad es de quien la trabaja. Acaricia perritos, aliméntate sanamente, muévete de ese escritorio, toma agua y habla con tu familia. Se trata de incorporar hábitos sencillos para fortalecer la producción de estas ansiadas hormonas.